El fenómeno de la mano caliente: ¿mito o realidad?

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El fenómeno de la mano caliente es una creencia muy extendida entre los aficionados al deporte y a las apuestas deportivas de 20Bet España. Se trata de la idea de que la probabilidad de éxito aumenta después de una serie de éxitos consecutivos. Por ejemplo, si un jugador de baloncesto ha encestado varios tiros seguidos, se dice que tiene la mano caliente y que es más probable que siga acertando. Lo mismo se aplica a los apostadores que han ganado varias apuestas seguidas y que confían en su buena racha para seguir apostando.

Pero, ¿hay alguna evidencia científica que respalde esta creencia? ¿O se trata de una ilusión cognitiva que nos hace ver patrones donde no los hay? En este artículo, vamos a examinar el fenómeno de la mano caliente desde una perspectiva crítica y analítica, y veremos cómo afecta a las apuestas deportivas.

¿Qué dice la ciencia sobre el fenómeno de la mano caliente?

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El fenómeno de la mano caliente ha sido objeto de numerosos estudios científicos, con resultados contradictorios. Algunos investigadores han encontrado evidencias a favor del fenómeno, mientras que otros lo han desmentido.

Uno de los primeros estudios que cuestionó el fenómeno fue el realizado por Thomas Gilovich, Robert Vallone y Amos Tversky en 1985. Estos autores analizaron los datos de los tiros libres de los jugadores de la NBA y concluyeron que no había ninguna relación entre el acierto del tiro anterior y el del siguiente. Según ellos, el fenómeno de la mano caliente era una ilusión cognitiva basada en la falacia del jugador, que consiste en creer que los eventos aleatorios dependen unos de otros.

Sin embargo, otros estudios posteriores han encontrado evidencias a favor del fenómeno. Por ejemplo, el realizado por Juemin Xu y Nigel Harvey en 2019 que examinó el historial de más de 700 apostadores, que en total hicieron 565 915 apuestas a lo largo de 2010. Estos autores encontraron que la probabilidad de ganar una apuesta aumentaba significativamente después de una serie de aciertos consecutivos, y disminuía después de una serie de fracasos consecutivos.

Otro ejemplo es el estudio realizado por Joshua Miller y Adam Sanjurjo en 2015, que revisaron el famoso experimento de Gilovich, Vallone y Tversky y encontraron un error matemático en su análisis. Según Miller y Sanjurjo, estos autores no tuvieron en cuenta que la probabilidad de acertar un tiro después de una racha de aciertos es menor que la probabilidad de acertar un tiro después de una racha de fallos, debido a un sesgo de selección. Por lo tanto, si un jugador mantiene su porcentaje de acierto constante, independientemente de las rachas, eso ya es una evidencia de que tiene la mano caliente.

Estos estudios muestran que el fenómeno de la mano caliente es más complejo de lo que parece, y que no se puede descartar ni confirmar con una simple observación. Se requiere un análisis riguroso y cuidadoso de los datos, teniendo en cuenta los posibles factores que pueden influir en el rendimiento de los jugadores y los apostadores.

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